viernes, 3 de octubre de 2014

Un país de ladrones

Todo el que ha podido meter mano en caja ajena durante los últimos diez años, lo ha hecho. Qué pocos se salvan y pueden decir que han manejado millones de euros y no se han llevado un céntimo a Suiza. O que no se han gastado 300.000 euros en dietas en un año porque no sabían que no podían hacerlo, como los malnacidos de Bankia.


¿Cuánto dinero pueden haber robado todos estos mangantes en los últimos diez años? ¿Quinientos mil millones de euros? ¿Creen que exagero? Pues yo no. Con ese dinero, no tendríamos cuatro millones y medio de parados según INEM. Y es que yo me río de la Encuesta de Población Activa. Lo que cuenta son los cotizantes a la Seguridad Social, no los que te dicen por la calle que están en el paro y a lo mejor acaban de volver de ponerle una ducha nueva a una clienta en negro. En eso también mentimos. Si eso no hubiera sucedido, no pasaríamos del millón de parados. El Estado y las empresas habrían dispuesto de dinero para mantener funcionarios, brigadas operativas, construcción y mantenimiento de infraestructuras y todo lo que necesitamos para subir adelante al país. Un millón de parados, menos del diez por ciento de la población activa total, es una cifra tolerable. No por la cifra en sí, si no porque sabes que si te quedas en paro, hay mercado laboral suficiente como para que en una semana o en un mes vuelvas a encontrar trabajo.


En uno de los próximos artículos escribiré una de mis soluciones inmediatas para la crisis. Creo que ya escribí sobre ello hace tiempo, pero sigue estando vigente.


Lo que más nos jode a los que hemos sido honrados, es no haber tenido acceso a esas cuentas multimillonarias de las que podríamos haber sacado un pastón, meterlo en Suiza y a vivir la vida.


¿Sale a cuenta ser honrado?

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