Hola. Yo no creo que eso sea "una vergüenza", como tú dices. Discrepo contigo por enésima vez; pero no importa. Si tenemos en cuenta que fue contraído por una persona que se ofreció voluntaria para asistir sanitariamente a otra persona infectada, lo que tenemos que hacer es sentirlo mucho por ella, eso sí, alabar su generosidad, y –si somos personas de fe– pedir a Dios que tenga en cuenta la generosidad de su servicio hacia otro enfermo. Y esperar con paciencia la evolución de su estado de salud. De vergüenza, nada. Y –aunque la cosa no es para bromear–, estas cosas le pueden pasar sólo a los que arriesgan. Y si no, mira el caso de los EE.UU., tan poderosos ellos y punto de referencia para muchas cosas [más de uno habrá tenido que tragarse el "en EE. UU. no pasaría..."], y están como nosotros. Pues eso, el que no se arriesga, jamás se equivocará. Pásalo bien.
Hola. Yo no creo que eso sea "una vergüenza", como tú dices. Discrepo contigo por enésima vez; pero no importa. Si tenemos en cuenta que fue contraído por una persona que se ofreció voluntaria para asistir sanitariamente a otra persona infectada, lo que tenemos que hacer es sentirlo mucho por ella, eso sí, alabar su generosidad, y –si somos personas de fe– pedir a Dios que tenga en cuenta la generosidad de su servicio hacia otro enfermo. Y esperar con paciencia la evolución de su estado de salud.
ResponderEliminarDe vergüenza, nada. Y –aunque la cosa no es para bromear–, estas cosas le pueden pasar sólo a los que arriesgan. Y si no, mira el caso de los EE.UU., tan poderosos ellos y punto de referencia para muchas cosas [más de uno habrá tenido que tragarse el "en EE. UU. no pasaría..."], y están como nosotros. Pues eso, el que no se arriesga, jamás se equivocará.
Pásalo bien.