lunes, 17 de noviembre de 2014

Canciones que no te dejan indiferente XIX

El que suscribe estas líneas se considera un musicólogo. No por presunción o por vanidad. Yo lo llamo cuarenta y dos años de escuchar música, de todas las generaciones y etapas de la historia. Hasta los tam-tam de los indios. Pero también, por practicarla. Por tocar y cantar, sin importar que tenga una voz que a mí particularmente me parece un horror cuya única virtud es la de no desafinar, y sin importar que nunca haya destacado especialmente con ningún instrumento, aunque me precio de tocar una docena de ellos con cierta soltura.


Por eso hay veces que compruebo, y reconozco, que hay gente que sabe más de música que yo. En líneas muy generales, porque no creo que haya en España muchas personas que sepan más que yo de música de baile entre los años 1987 y 1992. Cada uno se centra en lo que le gusta, y no hay nadie que sea un especialista en todas las épocas de la música, sobre todo la moderna, de los años 50 hasta la actualidad, si no se dedica a ello y escucha diez discos cada día. Yo creo que ni eso. El que conoce a Metallica no conoce a The KLF. Así de sencillo.


Por eso a veces también me pregunto de dónde sacan algunas personas ciertas canciones que de otra manera, yo nunca habría escuchado. En mi comentario musical de hoy hablaré de una chica, joven, guapa y con pinta de simpática, a la que conocí una vez por casualidad. A su música, claro, a ella no la conozco. Como aficionado a las series de televisión que soy, suelo conseguir los episodios piloto de casi todo lo que se ofrece por internet. Mi política habitual es la de conceder dos, tres de ellos como máximo, a una serie para decidir si continúo viéndola.


Normalmente, no sigo las series españolas. No me gustan porque me parecen todas iguales, aunque soy consciente de que hay honrosas excepciones, pero como les tengo una especie de manía, no salgo de mi costumbre. Hice una excepción, exraña excepción por tratarse de una serie tan ridícula como histórica para nuestra televisión, como Aída. Me gustaba esa parte de realismo de los bajos fondos que emanaba de una simple comedia de situación que llaman los americanos. Pero Aída ya terminó, y ya era hora de que lo hiciera. No puedo decir que lo hicieran a tiempo. La última temporada sobró y punto. Pero ya está guardada a buen recaudo.


Un día apareció, por uno de los lugares habituales de internet donde puedes encontrar lo que estás buscando, una serie que me pareció extraña por el nombre, "De boca en boca", y además, española. Otra ridiculez para pasar el rato los ociosos españoles a las once de la noche. Sin embargo, me dio por conseguirla y, para ser sinceros, me enganchó a la primera. Sé que tuvo unos inicios difíciles porque la encajaron en la parrilla televisiva nocturna con otras series ya consagradas, y parecía que, después de los primeros capítulos, el fantasma de la cancelación sobrevolaba la serie. Pero consiguieron sacarla a flote, y de hecho, de los trece episodios pensados para la primera temporada, la extendieron a dieciséis. No voy a hablar de la serie porque no es lo que interesa en estas líneas.


Lo primero que me llamó la atención fue el buen rollo que me daba la canción, la sintonía con la que abría la serie para presentar al elenco. No tardé mucho en buscarla, y no fue fácil porque nadie hablaba de la serie en internet y mucho menos decían quién cantaba la sintonía. Pero finalmente la encontré. Por supuesto la cantaba una absoluta desconocida. Por eso decía antes dónde encuentran esas pequeñas joyas.


María Sagana es una de tantas cantantes que intenta abrirse paso, a sus imagino que veintipocos años, dentro de este horrible y asqueroso mundo que es la música profesional. Igual que el de la literatura. Yo ya conozco profundamente ambos. La canción no es sensacional, no es inolvidable, no merece un puesto en la historia de la música, pero cuando la escuchas, deja un buen sabor de boca en el cuerpo, e incluso le das al Play de nuevo para volverla a escuchar. Esta chica seguirá siendo una desconocida, pero al menos su primer tema conocido, aunque peque de falta de letra y de repetición de estribillos, sencillamente me encanta.






Por supuesto, no hay video de la canción, pero tampoco es que interese demasiado. No será del gusto de todos los públicos, pero qué diablos, son mis canciones.






María Sagana- Every second counts




Eso sí. Como no podía ser de otra manera, esta muchacha, que en el fondo y en la superficie no es absolutamente nadie, cree haber llegado al estrellato antes de ser conocida. Una canción que te deja buen rollo, pero la cantante no te deja más que la sensación de ser una diva inalcanzable. Pero ese es su problema. Los fracasos se suceden uno tras otro y no consigues tu sueño. El cementerio de cantantes fracasadas está lleno. Aquí tenemos un ejemplar más.





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