martes, 17 de julio de 2012

Que se jodan y Cállese, gilipollas

Estas dos expresiones demuestran la catadura moral de quienes las pronunciaron. Se escucharon ambas en el mismo lugar, con una diferencia de dos años y reacciones completamente distintas: el Parlamento de la nación.

La primera corre por cuenta de la ya famosa diputada del PP por Castellón Andrea Fabra, y hacía referencia a los constantes insultos que un diputado socialista de quien no reveló el nombre, estaba dirigiendo hacia donde ella se sentaba. Yo no lo voy a justificar. Sin más. Lo que sí resulta indignante es la campaña mediática que se ha orquestado contra esta persona cuando disponemos de un precedente muy reciente en el que no pasó absolutamente nada, por tanto, hablemos de dicho precedente.

La segunda expresión fue una joya más de la colección de la caja de tesoros reconvertido en mochilero viajero y tristemente jubilado como diputado llamado José Antonio Labordeta. Ya sé que no es políticamente correcto hablar de los muertos, pero el día que yo tenga que ser políticamente correcto, simplemente dejo de escribir. Personalmente, y tratándose de tan ridículo personajillo, viajaría a donde estuvieran sus restos para asegurarme de de que dejó de respirar definitivamente, pero espero que en sus últimos días conservara la decencia suficiente como para pedir a sus allegados que le incinerasen. Ojalá no desperdicie espacio en una tumba de dos metros por uno. Además, las tumbas son para católicos creyentes, ¿qué pintaría él en una de ellas?

¿Qué diferencia hay entre ambas lindezas? Una salió de una diputada harta de escuchar insultos por parte de unos sinvergüenzas que después de haber arruinado al país durante siete años ahora hacen cosas como llamar a alborotadores para provocar una carga policial en la pacífica marcha de los mineros, tuvieran o no razón en sus demandas, movilizar a todo su aparato propagandístico para descalificar al gobierno por poner las cosas en su sitio después de SIETE AÑOS DE VIVIR POR ENCIMA DE NUESTRAS POSIBILIDADES y actuar ahora como si ellos no tuvieran la culpa de nada. Valiente hipocresía. También debe estar bastante harta de haber accedido a un cargo absolutamente hipotecado, sin presupuesto y deudas como de aquí a 2.025 lo cual le lleva a no poder hacer nada por su provincia, y harta de la anterior legislatura en la que los peperos tenían que estar calladitos ante la mayoría ¿de izquierdas? Que gobernaba el país.

La otra lindeza provino de una mente pueblerina, estulta, irrespetuosa, fascista, machista y misógina propia del error de cien mil aragoneses retrasados mentales que le llevaron al parlamento con ese nombre propio de la Edad media: xunta aragonesista. Ni en mayúsculas lo pongo. Ese payaso fenecido llamó gilipollas a un diputado del PP en plena intervención, además haciéndose el ofendido, y la Cámara se rió y ni siquiera fue llamado al orden. Bravo por el presidente del Congreso en ese momento. NADIE DIJO NADA al respecto.

Así que, ahora sí, que se jodan. Los azules también saben atacar y ya deben estar hasta el gorro después de siete años de ser vilipendiados. Aquí todavía hay demasiada gente que se cree por encima del bien y del mal y hay demasiados socialistas entre ellos, por no hablar de comunistas reconvertidos en algo que ni ellos saben lo que es y sindicalistas con barrigas de medio metro a los que les tienen que hacer los pantalones a medida.

Eh, majetes: la Guerra Civil ya terminó. A ver si os dais cuenta de una vez. No sois ni peores ni mejores que nadie, ni tenéis derechos adquiridos sobre nadie. Somos 46 millones, iguales ante la Ley. Y punto pelota.

No hay comentarios:

Publicar un comentario