lunes, 16 de julio de 2012

Hola, soy el banco, ¿me puedes dar un crédito?

De la serie de artículos publicados en www.elimportuno.com


Los bancos españoles deben al Banco Central Europeo nada menos que 337 mil millones de euros. La mitad de lo que debe el Estado. Un tercio de nuestro Producto Interior Bruto. Y ahora les van a dar cien mil millones más. Un agujero sin fondo.

¿Cuáles son los motivos de esta deuda tan desproporcionada? A mi entender, hay dos muy claros: la desastrosa, por no decir corrupta, gestión de sus dirigentes, y su irresponsable conducta a la hora de conceder créditos, hipotecas, préstamos personales… llamémoslo como queramos.

El primero es evidente. Los grandes directivos de los bancos y cajas españoles tienen firmados unos contratos por los que ustedes y yo daríamos un riñón, medio hígado o un brazo. En sus tiempos estuvieron tan cotizados que los bancos les firmaban cheques en blanco, literalmente, por hacerse con sus servicios. Que un directivo de una de esas entidades haya sido despedido por su mala gestión y se lleve una recompensa de 13 millones de euros y una pensión vitalicia de veinticinco mil mensuales lo dice todo.

El segundo es todavía peor. Ya hay barrios enteros vacíos en nuestras ciudades porque nuestros inconscientes jóvenes pidieron créditos de 300.000 euros para comprar pisos o casas de esos de los que presumes ante tus vecinos y cada fin de semana montas una barbacoa en la terraza con jardín y piscina. Muy bonito, pero la crisis llegó y la falta de liquidez para seguir pagando la puntual hipoteca mensual, también. Y con todos ellos, el embargo cuando llevabas siete años pagando y ya habías soltado 80.000.  

Hace unas semanas fui a mi entidad bancaria de toda la vida (desde que nací) a sacar algo de dinero y como había una persona delante me puse a mirar un tablón de anuncios muy llamativo colocado estratégicamente al lado del cajero para que los clientes nos paráramos a ver de qué se trataba. Todos eran pisos embargados. Y todos tenían el precio puesto. Bastante razonables, en la mayoría de los casos. En un pueblo como el mío, 100.000 euros por un piso de 110 metros no está nada mal.

El lunes pasado volví a acercarme al cajero y el tablero seguía allí, pero no lo había mirado de nuevo. Entonces lo hice y vi algo que me provocó una sonrisa de esas que solo sacamos cuando nos burlamos de alguien. Eran los mismos pisos, pero en lugar de un precio razonable estaban todos adornados por un cartel muy llamativo que rezaba: “HAZNOS UNA OFERTA”. El precio inicial había desaparecido.

¿Hace falta decir algo más?

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