martes, 6 de marzo de 2012

Ideologías y realidad

Nos hemos pasado 30 años viviendo por encima de nuestras posibilidades; como en Argentina cuando gobernaba Perón y convenció a sus ciudadanos de que podían vivir sin trabajar simplemente por ser argentinos y después votaron a Menem para acabar de arruinar el país. Ellos padecieron después el corralito, es decir, la intervención del Estado en todas las operaciones bancarias para evitar la fuga de capitales. Traducido al lenguaje llano, los argentinos no podían disponer de su dinero para ir a comprar una barra de pan porque sus cuentas bancarias estaban bloqueadas por parte del Estado.

¿Qué tendremos que padecer nosotros? Los ministros del último atentado socialista se han quitado de en medio gracias a retiros dorados que no puedo entender. El ministro de trabajo del bigotito que tanto criticaron a Aznar, de los dos millones y medios de parados que vio aumentar uno a uno sentado en su confortable despacho mientras se le caía la baba mirando su cartera negra donde ponía Ministro de Trabajo, se pone al frente de una manifestación de los sindicatos que no han protegido nunca a un desempleado y la de economía que ha permitido la fuga corrupta de capitales se va a sentar plácidamente en un sofá de directiva de Endesa a vivir la vida loca. Ya sé qué empresa eléctrica no contrataré nunca. La Seguridad Social se encuentra en quiebra técnica y no tenemos más que ver en las noticias como se embarga el material de muchos colegios y no se paga a los proveedores porque la caja está tan vacía y tan llena de facturas pendientes que hemos llegado al Estado Ahogado.

El Partido Socialista, que no ha necesitado ayuda de nadie para arruinar al país, simplemente cumpliendo con su tradición de mimar a sus corruptos que se cuentan por miles y no tenemos más que ver el ejemplo de Andalucía, se encuentra ahora además con la que va a ser una incesante sucesión de batallas internas por el poder. Alguien que pensara con lógica, llegaría a la conclusión de que ahora es el peor momento para querer ser “presidente de”, pero no nos engañemos, los fastuosos e indecentes sueldos siguen estando ahí. Y si no que se lo pregunten a un personaje tan siniestro como Tomás Gómez, quien ha revalidado su poder en el socialismo madrileño. Según sus propios compañeros ha sido una gran noticia ya que su opositora, antigua edil de Alcobendas, ha dejado a su pueblo arruinado para décadas y cuando no le quedó más remedio que dimitir cuando se destaparon sus escándalos de corrupción, no tuvo otra ocurrencia más que señalar a dedo a su hermano como futuro alcalde. Como no había más dinero que robar, se quedó con las ganas. Incluso alguien tan poco dudoso como Joaquín Leguina celebró la victoria de Gómez porque conocía el expediente de su contrincante. Todavía queda gente decente entre los socialistas.

Muchos llaman mentiras a las decisiones de Rajoy. Y se pueden interpretar como tales. Pero cuando accedes a un gobierno en el que tus predecesores, ineptos, mediocres, y lo peor de todo, corruptos, te han dejado con el culo al aire engañando a todo el mundo acerca del dinero que debes, ¿qué esperaban? ¿Crear puestos de trabajo al día siguiente de jurar en La Zarzuela? Primero habrá que tener dinero para invertir. La banca tendrá que disponer de liquidez para volver a conceder créditos. Y el Estado tendrá que dejar de depender de vender deuda para poder pagar las pensiones.

Esto es lo que nos han dejado los socialistas, y da igual la ideología que profese cada uno. Criticar ahora es muy fácil desde la izquierda cuando ha sido la propia izquierda la que ha dejado este panorama desolador. ¿Por qué los que ahora se llenan la boca con las mentiras de la derecha no han denunciado la situación previa que les ha dejado la izquierda? Vivimos en un país de hipócritas, mentirosos y corruptos. Si Marx, Karl, no Groucho, se levantara de su tumba, iría a los congresos de la izquierda y les bajaría a todos el puño mientras cantan la ya más que caduca internacional. Ahora no se trata de ser socialista o popular, se trata de que hay mucho que arreglar, todo que arreglar, y de nada sirve que llamen mentiroso al presidente del gobierno porque ha tenido que dar marcha atrás a sus previsiones al conocer la situación REAL en la que ha dejado el país el gobierno anterior. Y hacer un pensamiento con todos esos obsesionados por ser diferentes y a los que ya está bien de tener contentos a base de innumerables riadas de dinero y de transferir competencias que no suponen un gasto para las Comunidades Autónomas, si no otra fuente de ingresos más de la que privan al Estado y que no han demostrado gestionar con eficacia como la sanidad en Cataluña.

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