martes, 16 de diciembre de 2014

No tiene nombre

Me da igual lo que piense todo el que lea esto. Y también me dan igual las posibles consecuencias de lo que voy a escribir. Por suerte o por desgracia, este blog no lo lee mucha gente. Pero aunque lo leyeran cien personas cada día. Seguiría diciendo exactamente lo mismo.


Yo animo, exhorto y apoyo a todas aquellas personas que vayan a cazar talibanes. A Matarlos, hablando en plata. Son la peor escoria que habita el planeta Tierra. Les llamaría seres humanos, porque lo son por una simple cuestión de especie. Pero no son personas. Entre nueve hijos de la gran puta han matado a 148 CRÍOS de un colegio en Pakistán. ¿Qué les habían hecho esos críos? E hicieran lo que hicieran, ¿Qué derecho tenían a una masacre así? Sin parangón en la historia de la humanidad.


Aunque me surge una pregunta todavía peor: ¿Quién dio la orden de hacerlo? Porque fueron nueve talibanes bastardos de mierda, pero alguien mandó ejecutar ese asesinato en masa. Bin Laden era un querubín al lado de ese individuo anónimo.


Donde yo vivo, afortunadamente, no hay talibanes. Afortunadamente para ellos, porque si de mí dependiera, dejaría de haberlos. No dejaría uno vivo.


Decía mi padre hace unos cuantos años, en plena vorágine de atentados en España, que el mejor terrorista era el terrorista muerto. Hoy en día, el mejor talibán es el talibán muerto.


Más os vale que no os crucéis conmigo. No saldréis vivos. Uno solo menos de vosotros vale la pena por una condena en la cárcel. No creo que pasara demasiado tiempo encerrado.


Quien quiera entender, que entienda.





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