miércoles, 27 de junio de 2012

Al primer toque

De la serie de artículos de opinión publicados en www.elimportuno.com


Yo soy uno más de los españolitos que suelen acostarse a medianoche con la sintonía radiofónica de su programa de deportes favorito. Pero en mi caso no se trata de que sea mi favorito, sino de que padezco auténtica fobia al resto porque, aunque mis colores sean los azulgranas, me gusta escuchar noticias, deportivas o no, contadas con objetividad.

Mi programa es el que pone título a este artículo. Hace más de veinte años que escucho Onda Cero, desde que la leyenda, afortunadamente ya retirada, llamada Luis del Olmo aterrizó en dicha emisora y muchos nos pusimos a escuchar también el programa deportivo de la medianoche por no cambiar de dial, aunque yo todavía no tenía ese interés por la información deportiva.

Pero empecé a sintonizarlo. Les he escuchado a todos, desde Manu Carreño hasta José María García, José Joaquín Brotons y experimentos con una pareja de locutores que duró poco tiempo y cuyos nombres no recuerdo. Cada uno tenía su estilo o carecía de él. A Brotons le condenó una entrevista que le hizo al saltador Lamelas, que interpretó mal una pregunta suya y le colgó el teléfono. De García qué vamos a decir, genio y figura, un hombre capaz de entablar un monólogo de veinte minutos para no decir absolutamente nada, y así hasta nuestros días.

Y nuestros días ofrecen un dato elocuente según el famoso Estudio General de Medios, que siempre que aparece lo publican a bombo y platillo porque todos ganan audiencia. Ese dato dice que la SER y su “larguero” se mantienen con un millón largo de oyentes mientras mi querida Onda Cero siempre registra los mismos datos, alrededor de trescientos mil. Lo más significativo del caso es que el programa anterior, la magistral “brújula” de Alsina (escuchen su tertulia económica con el no menos magistral profesor Rodríguez Brown), registra cerca de seiscientos mil, lo que quiere decir que, a media noche, trescientas mil personas apagan su aparato de radio o cambian de emisora. Solo con estos datos, si yo fuera un pez gordo de Onda Cero me pondría a pensar qué falla para que trescientas mil almas dejen de sintonizar la emisora.

¿Qué falla? Yo tengo mi modesta opinión. El actual “al primer toque” se sostiene por dos personas: Alfonso Azuara y Alfredo Martínez. El primero es un periodista de vasta trayectoria que no le debe nada a nadie, dice lo que quiere y despierta tantas simpatías como animadversiones, pero es un hombre sabio en su parcela. Además solo está de lunes a miércoles, lo que no deja de ser un dato muy significativo. A mí me gusta precisamente por eso; le lleva la contraria al director del programa, Ángel Rodríguez, que se empeña en tener razón cada vez que habla y ejercer un exceso de autoridad que resulta cargante, sobre todo cuando interrumpe a todo el mundo mientras hace entrevistas o habla con sus colaboradores cayendo en ese error tan común del periodismo, que es incluir la respuesta en las preguntas que les hacen a los deportistas entrevistados y que no hacen sino ayudar a exacerbar los tópicos. Ya saben: “el fútbol es así”, “lo hemos dado todo pero no ha podido ser”…

El segundo es el mejor comentarista deportivo de la radio española. Un hombre cultivado, con un vocabulario que para sí quisieran sus colegas que retransmiten un partido desde la cabina de un estadio, una capacidad para convertir un simple gol en la noticia del año con sus loas a la acción deportiva. Además se trata de un hombre exquisitamente educado, amable y que siempre mira por el lado positivo de cada situación. Para muchos de sus colegas, y a pesar de su juventud, ya es una leyenda en la radio deportiva, y no es que lo diga yo, lo dicen sus propios compañeros que cada año le otorgan premios. Quien es el mejor, es el mejor, y Alfredo lo es. Les invito a que escuchen sus narraciones de los partidos de la selección española o del Barcelona, equipo al que cubre habitualmente. Yo tengo grabada su retransmisión de la final del mundial de Sudáfrica y cuando estoy deprimido pongo la grabación, me tumbo en la cama y me imagino en el estadio asistiendo a aquel final épico de nuestra roja. Además tiene 4.300 amigos en facebook, y eso para un periodista de las decenas que cubren a diario la información deportiva de una emisora de radio que no está entre las más escuchadas, también lo dice todo.

Yo me declaro devoto seguidor de Alfredo y el día que él y Azuara abandonen Onda Cero para irse a otra emisora, a medianoche también cambiaré de dial porque el resto del programa, cuajado de colaboradores y comentaristas que hablan del Real Madrid como también devotos seguidores, vale menos cada día que pasa. Muchos nos hemos quejado, de Fernando Burgos, de Gallardo, de Javier Ares y del propio Ángel Rodríguez, director del programa al que le gusta jugar al despiste con sus preferencias deportivas pero si tiene que elegir entre sus dos delfines, Burgos y Martínez, no tiene ningún problema en permitir que el primero conteste con malos modales a todo el que le lleve la contraria y él mismo se encarga de interrumpir a Alfredo cada vez que intenta desarrollar la actualidad del Barcelona. El problema no es que se interrumpa, el problema es saber que eres peor periodista que tu subordinado y no poder hacer nada por evitarlo.

Bravo Alfonso y bravo Alfredo, el maestro como todos le llamamos.

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