lunes, 12 de diciembre de 2011

Cosas que hay que cambiar

Nos esperan tiempos difíciles. Siempre hemos sido una sociedad que se tomaba el brazo entero cuando le ofrecían la manga, y ahora estamos pagando las consecuencias de los despilfarros y la incalificable cara dura de los que han tenido el honor de disfrutar de poder y dinero. Lo del poder no nos importa demasiado dado el número de mediocridades a las que se lo hemos concedido, pero lo del dinero ya es algo más grave.
También hay que añadir nuestra propia idiosincrasia de personas acostumbradas o deseosas de querer aparentar lo que no somos; por ejemplo, ricos. Si vivimos en un país con varios millones de mileuristas no podemos creer que dentro de cada uno hay un Rockefeller en potencia porque no es así. De todas maneras, el CIS insiste en que la renta per cápita media de nuestro país es de 22.000 euros anuales. Si hacemos un sencillo cálculo eso se traduce en 1.833 euros mensuales. De entre nuestro entorno, familiares, conocidos, vecinos, ¿de verdad son mayoría los que ganan ese sueldo cada mes y más que ese sueldo para establecer la media con un amigo mío que lleva diez años dedicado a la informática y gana 850 y si pide un aumento de sueldo en su empresa le dan a elegir entre ganar lo mismo o echarlo a la calle para cubrir su puesto con alguien menos cualificado y que trabajará por 750?
He aquí unos ejemplos de las cosas que hay que cambiar para que este país salga adelante. Si algo hemos aprendido con la sucesión de gobiernos durante la democracia es que la derecha tiende a ser dictatorial y la izquierda tiende a llevarse todo lo que pilla por delante, es decir, el dinero de la caja. ¿Qué preferimos, a gobernantes que se suban a la parra prohibiendo cosas ante las que nuestra sagrada libertad se resentiría o a gobernantes que nos dejen hacer lo que nos venga en gana, incluyendo que sus hijas de catorce años se tomen la píldora del día después sin que sus padres se enteren, y cuando no nos demos cuenta abran la caja fuerte y se lleven todo lo que hay y lo que no hay?
Las cosas que no pueden ser, por poner algunos ejemplos:
-Hasta el cambio de alcaldía, el municipio de Jerez de la Frontera (209.000 habitantes) disponía de 300 funcionarios municipales, de aquellos que no han ganado su plaza por oposición si no a base de dedito, con un salario de 100.000 euros anuales. Y no hablamos del alcalde, hablamos de quien le atiende tras un mostrador cuando acude a solicitar información.
-Ya conocemos el caso de Castilla La Mancha. Cuando Cospedal levantó las alfombras, se encontró con 3.000 facturas pendientes de pago, muchas de ellas por servicios solicitados poco antes de celebrarse las elecciones autonómicas. Una costumbre muy fea la de gastarse lo que hay y lo que no hay cuando sabes que vas a perder las elecciones. Al infumable Artur Mas le pasó lo mismo en Cataluña, Montilla le había dejado un par de miles de millones en deudas y el presupuesto de 2.012 absolutamente comprometido por falta de liquidez y vencimiento de las deudas a corto plazo. De ahí los recortes que está haciendo, aunque habría que preguntarle si él y todos sus adláteres se han recortado el sueldo un 50%, por poner un ejemplo.
-El patrimonio de la Casa Real. Uno de los grandes desconocidos de este país porque no es políticamente correcto hablar de él. Pero yo me pregunto: ¿De qué sirve tener una flota de 20 coches de época que no se usan, precisan de mecánicos especializados y que cada uno de ellos puede llegar al millón de euros en una subasta en Londres? ¿De qué sirve tener varias decenas de palacios repartidos por todo el país a los que a lo mejor no han ido nunca y que solo generan gastos de mantenimiento como el de un jardinero que cobra 6.000 euros al mes y ni siquiera pueden ser visitados por la población?
-Asesores, consejeros, amigos de un amigo y la vecina del quinto. Una vez leí que por un informe de impacto medioambiental para construir un tramo del AVE se había pagado a una consultora 100.000 euros por tres meses de supuesto trabajo y, no se lo pierdan, un estudio de tres páginas. Y lo peor de todo, las fuentes consultadas aseguraban que no se había llegado a leer. Hasta el alcalde de mi pueblo no sale a la calle sin llevar a media docena de personas con él y por supuesto el Audi A8 blindado de 120.000 euros que se ha debido vender como churros por todo el mundo, ya que solo con echar un vistazo a las noticias veremos un ejemplar tras otro. Menos mal que no se atreven a aparecer en limusina.
-Nosotros mismos. Las entidades bancarias se han comportado como auténticas irresponsables concediendo los denominados créditos de alto riesgo a personas que con su sueldo de novecientos euros mensuales entraban para colar una hipoteca de 800. ¿Resultado? Dos millones de pisos vacíos en España, 250 familias desahuciadas cada mes y esa incalificable ley que permite a los bancos quedarse con el piso mientras obligan a los deudores a seguir pagándolo. Además el anterior y gracias a dios olvidado gobierno les permitió convertirse en agentes de la propiedad inmobiliaria, con lo cual aunque pongan sus pisos de alquiler a 200 euros al mes saldrán ganando. Luego jubilan a sus directivos pagándoles 30 millones de euros de finiquito cuando han sido intervenidos y financiados con dinero público porque estaban en números rojos. ¿Cómo no lo iban a estar?
Podríamos seguir así durante hojas y hojas. Al nuevo gobierno se le va a exigir, curiosamente, la seriedad que no se le ha exigido al anterior. Zapatero se ha ido de rositas y lo más desternillante, no se ha vuelto a León a una casita modesta con su esposa soprano y esos dos helados de fresa que tiene por hijas, no. Ha alquilado un chalet en una de esas urbanizaciones alucinantes de Madrid por el que va a pagar 2.500 euros al mes. ¿Verdad que ni usted ni yo ganamos ese dinero? Y la jubilación asegurada, por cierto, solo por haber sido diputado siete años con el 100% del sueldo. Otra cosa que hay que cambiar.

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